¡Me he mudado!
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13.12.12

De luces al final del túnel.

Toda alma oscura necesita una luz que prometa alejarla de las tinieblas.
Violet está sumida en un continuo caos. Violet es caos.
Necesita esa luz que grita en susurros que planea liberarte de la oscuridad que te consume por dentro, que te sacará de esa espiral de autodestrucción que has creado ofreciéndote una causa por la que luchar. Una razón por la que vivir.
Pero ella está sola. Y no tiene ninguna luz. No, a decir verdad, ella lo que tiene es más oscuridad.
Una que jura hundirla hasta que roce el final de todo, en el momento en el que ya no le queda nada. Y la negrura más tenebrosa y sutil, la cara oscura de los corazones desgarrados, tiene un nombre. Pero no dice nada para nadie. Carente de significado, vacío de sentimiento. Es invisible desde hace tanto tiempo que probablemente nunca haya existido.
Muchas veces pensaría que él tenía la culpa de todos sus problemas, el causante de que ahora fuera una especie de monstruo que se dedicaba a exterminar vidas. Sin embargo, él simplemente fue una mera sombra que la acompañó, que intentó buscar la raíz de su existencia, aunque nunca prometió enderezarla. Porque lo que estaba claro era que gracias a él no iba a encontrar el buen camino.
A veces incluso dudaba que fuera real.
Y Violet se maldecía porque no podía hacer responsable de sus problemas a un fantasma.